Cuando uno hojea El jardín curioso, de Peter Brown, produce verdadero placer encontrarse con una historia sensible, ecológica e inteligente.
Peter
Brown convierte las flores y plantas en símbolo de generosidad y
belleza, lo cual no tiene nada de inesperado, pues el narrador guarda en
la memoria los bosques de Hopewell, Nueva Jersey, escenario de su
infancia.
El
autor nos embarca con gran naturalidad en un relato sencillo: Liam, un
chico al que le encanta callejear, habita en una ciudad industrial, sin
vegetación de ninguna clase.
Un
buen día, Liam descubre un macizo de flores silvestres. Gracias a sus
cuidados, se produce el milagro, y la mata empieza a crecer y a
extenderse.
Musgos,
hierbas, flores y arbustos acaban adueñándose de los rincones más
escondidos e inaccesibles, de suerte que toda la ciudad empieza a
adquirir las tonalidades de la primavera.
Sin
embargo, la lección del cuento es más personal, porque ese jardín que
prolifera e invade calles y tejados también modifica el espíritu de los
habitantes de la ciudad.
Así,
una espontánea legión de jardineros se convierte en responsable de ese
manto multicolor, y lo atiende como si el cuidado de las plantas fuera
el arte más noble que uno puede elegir a estas alturas del siglo.
A su modo, Brown refleja una utopía fácil de asimilar por parte de los más pequeños.
Hay
una generosidad deliberada que la propia fábula parece reclamar desde
su interior. No en vano, es posible ver la iniciativa de Liam como parte
de un plan general que transforma esa ciudad y contaminada en una
cálida comunidad, auténtica, creativa y también original.
Brown
triunfa en todos los aspectos. Al encararse con su tarea como
ilustrador, demuestra un gran dominio del dibujo y una estupenda
homogeneidad en el uso de los colores. De hecho, las perspectivas
urbanas, a medida que el jardín prolifera y desborda sus límites, se
inundan de matices y transmiten una clara sensación de optimismo, muy
característica de esta obra.
La
inventiva de este precioso álbum parece capaz de allanar cualquier
dificultad de compresión. Es más: al completar su lectura, un toque de
ternura se sobrepone a principios tan necesarios como la defensa del
medio, el civismo y el esfuerzo personal.
os lo recomiendo: Menchu